Con la llegada del verano buscamos un calzado más cómodo y liviano por lo que normalmente recurrimos al uso de chanclas sin saber que este tipo de calzado puede llegar a ser perjudicial para nuestra salud.

Este cambio de hábitos conlleva un aumento de dolor en los pies por la aparición de grietas, durezas, lesiones musculares (fascitis), lesiones óseas (fracturas o fisuras), lesiones dérmicas (dermatitis, hongos…).

El pie durante todo el año está acostumbrado a cierta humedad y al llevarlo al descubierto los pies se deshidratan y aparecen grietas en los talones que pueden infectarse y derivar en problemas más serios sobre todo para personas con disminución de la sensibilidad como los diabéticos o personas con problemas de circulación.

Normalmente están hechas de materiales plásticos por lo que existe sudoración lo que favorece la aparición de hongos.

Otra de las cosas a tener en cuenta cuando usamos las chanclas es que el pie no se sujeta mediante ningún sistema, lo que hace el pie es una flexión de los dedos para que estas no se salgan, creando a la larga una deformidad en garra.

Una chancla no se debe usar diariamente, solo para ir a la piscina o playa y lo ideal es que estas tengan una buena sujeción a nivel del empeine y tobillo, suela semirrígida para amortiguar la pisada y que no sean planas. Para el resto de ocasiones unas sandalias con buena sujeción, suela estable y algo de tacón.

VÍCTOR MANUEL CÓZAR GARCÍA

PODÓLOGO EN NOVIFISIO SPORT DEHESA BOYAL